Dicen que a la tercera va la vencida. Pues con esta máxima entre ceja y ceja se han aplicado estos muchachos andaluces ya que entregan su trabajo más completo hasta la fecha, y una sustancial diferencia encontramos de entrada; han cambiado la lengua de Shakespeare por la de Cervantes, y este diferencial hecho lingüístico les ha sentado más que bien. Parece que cantar en su idioma materno les ha desinhibido en todos los aspectos ya que suenan mejor que nunca. Una producción estruendosa pero pulida da vida a unas guitarras que echan chispas y a una base rítmica que golpea cual martillo pilón, hecho palpable desde el instante en que la inicial «Crisis» acomete como un miura desde los altavoces. Lo que si sigue inalterable es su concepción sónica, fieles a ese hard rock de corte angelino que tan bien saben recrear, aunque «Perdido» les abre a sonidos de rock más clásico tanto en riffs como estribillos. Haciendo otro símil taurino faena redonda, de dos orejas y rabo que tiene que verse recompensada por la entrega del publico entendido en rock de este país. No sería justo tras tan titánico esfuerzo verles tirar la toalla en medio de la indiferencia. Aunque como ellos mismos cantan en la sincopada «La Última Apuesta»: “Nadié apostó más que yo, hoy las cartas están a mi favor”, tenéis toda la razón muchachos, una mano ganadora a todas luces.
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